miércoles, 17 de marzo de 2010

Política de la falacia.


Política de la falacia.

Por Mariana Fracassi Lazzarini
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Link: http://marianalazzarini.blogspot.com/2010/03/politica-de-la-falacia.html


Martes 16 de marzo de 2010. Esquina de la ex confitería El Molino, en Callao y Rivadavia, a un lado del Congreso Nacional. Tribuna en donde es común que luego de empapelar las paredes del café histórico con afiches, grupos de diversas índoles pregonen aquello que tengan para pregonar, en esta oportunidad se trato (o se trato de hacer que parezca que se trataba de…) la trata de personas y la esclavitud sexual.

Mientras repartían sus folletos varias militantes del partido feminista en cuestión (sólo identificado con ese nombre, aunque de por si no sea identificable… y de falacias estamos hablando) la voz cantante, altavoz en mano, leía unas hojas recostada sobre la reja de seguridad que tiene esa esquina. La arenga decía… “No a la trata de personas… No a la violencia hacia la mujer…” Y demás postulados a los que uno adhiere más rápido que volando, y entre ellos, colándose como quien no quiere la cosa apareció la palabra… ¡Aborto!

Sin citar textualmente, las militantes pedían por el libre acceso al mismo. Algo que tienen todo el derecho pregonar si les da la gana, aunque es cuestionable que tan ético es hacerlo en el marco de la lucha contra la trata de personas. El estar en contra de la trata de personas no incluye el estar a favor del asesinato de seres humanos antes de su nacimiento (no es falacia el uso de esta frase, es justamente lo contrario). Porque sino, falacia mediante, el estar en contra del aborto significaría estar a favor de la trata de personas.

¿Cuándo será el día en que los militantes partidarios de derecha, izquierda, arriba y abajo dejen de aprovecharse de absolutamente todo para llevar agua a su molino…?

Algunos entendemos que el aborto es la condena a muerte de una persona que no ha cometido delito alguno y sin juicio siquiera en donde poder defender su legítimo derecho a la vida. Eso es para quienes consideramos que uno es “persona” desde el momento mismo de la gestación. Otras filosofías/religiones/políticas entienden que uno lo es a partir del momento del alumbramiento, entonces, puede matarse a lo que llaman friamente “feto” ya que le niegan su condición de “persona”. No es éste el lugar ni el momento de tratar el asunto, cada quien que opine lo que guste a partir de sus creencias y vivencias personales, que de eso justamente se trata vivir en democracia.

Mi crítica se dirige a la utilización de un asunto concreto en el que nadie puede estar en desacuerdo, como es la lucha contra la trata de personas, con el fin mezquino de propagar y sustentar ideologías (políticas, religiosas o lo que fuera) que no le son propias. Es decir, estar en contra de la trata de personas no tiene nada que ver con estar o no a favor del aborto, ambos temas son ajenos entre sí. Falacia más, falacia menos, independientemente de lo que uno piense sobre la legalización del aborto, puede estar (si es que alguien puede no estarlo) en contra de la trata de personas (o el asunto que fuera que utilicen como señuelos para que uno se afilie o apoye a estos grupos).

En el ejercicio de las prácticas democráticas debe priorizarse el respeto al prójimo, y esto no puede excluir el respeto a su inteligencia. No es tan difícil de entender. Lástima que no lo entiendan.

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