domingo, 14 de marzo de 2010

Anabella Ascar entrevistó al hermano de Francella. Crónica, buen olfato; ella, cero tacto.


Anabella Ascar entrevistó al hermano de Francella. Crónica, buen olfato; ella, cero tacto.

Por Mariana Fracassi Lazzarini
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Link: http://marianalazzarini.blogspot.com/2010/03/anabella-ascar-entrevista-al-hermano-de.html
Videos on line gracias a "La tele que miramos". Las fotografías fueron tomadas de internet.



Por segunda vez una producción argentina es ganadora del premio Oscar a Mejor Película Extranjera. Momento especial en que todos los medios necesitan a alguien a quien entrevistar, pero cuando esos “alguien” se encuentran aún en el exterior (entiéndase Juan José Campanella y Guillermo Francella) o con las agendas saturadas (entiéndase Ricardo Darín).

Crónica tiene buen olfato, sabe buscar la noticia, sabe crearla incluso. Consiguieron llevar al estudio del canal a un Francella, hermano del actor, para ser entrevistado por Anabella Ascar, cronista estrella de la empresa. Hasta ahí todo bien.

Seguramente algún productor le hizo saber a la conductora que el Francella que tenían a la mano también contaba chistes y era hasta más bueno que su famoso hermano. Seguramente fue éste el único dato con el que tuvo que remar (léase “inventar” la entrevista).

Anabella no es principiante, recibida del ISER como locutora nacional, en donde también fue profesora, ha trabado en Crónica TV desde su apertura cubriendo puestos como movilera, productora y conductora. De hecho, acababa de entrevistar a unos de esos personajes que Crónica rescata el subrrealismo absoluto, un travesti que abogaba para poder llevar a cabo su sueño (casarse con su novio, pero también ser artista, y por poco el “casorio” nomás era una excusa para salir en Crónica y ser artista…) La entrevista con nuestro futuro Flor de la V era digna de un Martín Fierro, con desparpajo, directa, utilizando esa cotidianeidad que la pantalla de la popular señal le da, Anabella Ascar hasta se dio licencia para bromear atrevidamente con su interlocutor que tomo de buen modo su comentario. Ni Magadalena Ruiz Guiñazú hubiera podido hacer esa entrevista mejor…

El último bloque del programa se reservó para Francella, o mejor dicho “el hermano” que como se apellida igual, el canal se dio licencia de hacer este inocente juego con sus espectadores, y fue entonces cuando a Anabella se le apagó el foco antes de iniciar siquiera la nota.


Hablaron un poco de la película “El secreto de sus ojos”. La locutora le pregunto sobre asuntos laborales de Guillermo Francella que el entrevistado supo responder aún cuando no sea su manager ni asistente, solo “hermano”. Se interesó en la relación de ambos en el campo laboral, y el Francella del estudio hizo saber que él se dedicaba a Bienes Raíces, y se quedó firme en respuestas correctas salidas de gacetillas. Poco más supo preguntar la locutora, la misma que es capaz de entrevistar al Señor Papa (no Benedicto XII, sino el “Señor Patatas” como dirían nuestros hermanos latinoamericanos) y preguntarle si gusta de las papas fritas con kétchup, si las prefiere redonditas o infladas como las del Palacio… La misma puede hablar de nada y preguntar de lo inexistente durante el tiempo que sea necesario, se quedó en blanco. Su muletilla fue la supuesta comicidad del hermano del cómico, quien con mucho tacto (algo de lo que careció la locutora) se negó a utilizar. Ella insistió. El se disculpó, hizo saber que estaba en pie desde las cinco de la mañana, que estaba cansado, y no tenía ganas de contar chistes. Ella arremetió y hasta tuvo la majadería de hacer saber que si no le contaba un chiste, como ya habían hablado lo poco que podían hablar de la película, no quedaba nada más por decir. Francella, el hermano, se mantuvo firme, pero sobre todo, se mantuvo calmo (Por que estaba para mandarla al… súpermercado!!!). Si, calmo, hasta tener que respirar hondo y contar hasta tres cuando para finalizar la entrevista la locutora le pregunto si quería dar su teléfono al aire (algo que había hecho el travesti que acababa de entrevistar, porque quiere ser famoso, quiere que los productores lo llamen, pero queda claro que lo último que ha de querer el hermano de un famoso es dar su teléfono al aire. La locutora insistió. Francella agradeció el detalle, pero su teléfono lo no dio.


Crónica, la empresa noticiosa con mejor olfato periodístico del país olvido hacerle saber a su estrella que quien estaba entrevistando no era del medio, que no tenía obligación ninguna de estar ahí, en el estudio (con el trastorno que causa tener que ir al centro), que no sólo no tenía ninguna obligación de contarle un chiste sino que es políticamente incorrecto que “el hermano de un cómico” se ponga a contar chistes (es como si cuando iban a entrevistar a Gaby Sabatini el Ova se esmerada por mostrarse como un gran tenista… O la madre de Julio Bocca, que es un talento de la danza, se hubiera atrevido a mostrarse por sobre su hijo. No se trata de mojigaterías, se trata de códigos. El que se gana la vida contando chistes es “el otro Francella”.


No había mucho que preguntarle, es cierto, pero tampoco para caer en tremenda grosería, y menos en un canal que entrevista a cualquiera que guste (o no) ser entrevistado.

Nos quedamos sin el promocionado chiste…

También nos quedamos sin saber todo aquello que Guillermo Francella le comenta a su familia en el día a día o durante las reuniones familiares sobre su trabajo, o lo que su familia ve en él. Nos quedamos sin saber cómo se preparó para viajar a la Entrega de Premios, qué ilusión le provocaba el evento (desde la tediosa adquisición de las entradas que fue toda una odisea hasta lo más cotidiano, como si tiene cábalas, si tuvo que comprar el smocking o cualquier otro detalle, que caray, uno no va todos los días a la Entrega de los Premios Oscares, y anualmente son apenas un puñado de argentinos que lo hacen. Nos quedamos sin saber cómo era el Francella de niño-adolescente-joven (salvo una pregunta insistente que reiteradamente fue respondida con la misma frase…). Nos quedamos sin conocer cómo su familia vivió su carrera. Ni el impacto que este personaje le causó a Francella cuando se lo ofrecieron, cómo vivió la experiencia, que comento a su gente sobre el trabajo “en las grandes ligas” del cine nacional junto a Campanella-Darín. Porque Francella es Francella, pero Campañella es Campanella y Darín es Darín. Entre tremendos monstros tal vez Guillermo se sintió en pantalones cortos… No lo sabemos. Tantas cosas podríamos haber descubierto de Francella… Pero que se le va a hacer, el mala onda de su hermano no quiso contar un chiste, y como ya habían hablado de la peli, si no contaba un chiste, Anabella de Crónica no tenía nada más que preguntarle…

(Da la sensación que a alguien le quedo grande el zapato…)

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