Don Adolfo Pérez Esquivel en la marcha a la que hago referencia. Imagen tomada de su sitio oficial -link- |
Días atrás se llevó a cabo en Buenos Aires, frente a la
embajada venezolana, un acto en donde un grupo de ciudadanos y organizaciones
argentinas mostraron su apoyo al gobierno venezolano. Es decir, mostraron su
solidaridad con un gobierno que ha hecho fraude en elecciones, ha presionado a
ciudadanos a votar por ellos so pena de perder las misiones (planes sociales),
ha coartado sistemáticamente la libertad de la prensa, tiene muchos ciudadanos
presos por motivos políticos y les inflige a estos torturas. Hace poquito más
de un año, el gobierno de Nicolás Maduro salió a la calle a matar sin piedad a
estudiantes desarmados que sólo portaban la bandera de su patria como escudos y
desde entonces a la larga lista de presos políticos hay que sumarle un número
no precisado de estudiantes secundarios y universitarios, muchos de los cuales
se encuentran en cárceles comunes que son verdaderos infiernos en donde sufren
todo tipo de tortura y vejaciones, tal es la violencia de dichos penitenciarios
que sus propios internos en su momento, desde sus ventanas, gritaron a la
sociedad que ese no era sitio para encarcelar a los estudiantes. Nicolás Maduro
no los oyó, del mismo modo que jamás escucho a un gran número de venezolanos
cuyo único pecado es ser oposición, es decir, no estar de acuerdo con las políticas
del gobierno que han llevado al país con mayores reservas de petróleo en el
mundo, al borde del colapso financiero y social, con un gran número de ciudadanos
que no puede saciar sus necesidades básicas de alimentación y para quienes las
medicinas de todo tipo les son negadas.
El premio nobel de la paz, don Pérez Esquivel, tampoco
escucho ese clamor, por lo visto es un de esos pobres militantes corporativos
que defienden a ciegas su “bando” y que en la izquierda latinoamericana mezcla
sin pudor ni respeto alguno gente como el asesino Che Guevara con otros –muy inferiores
en número- como el ex presidente chileno Allende. Son como fanáticos de un
cuadro de football, incapaces de distinguir grises, y menos aún, la tremenda y
vergonzosa mancha negra que son actualmente gobiernos corruptos y absolutistas
como los de Venezuela, Argentina, Ecuador
y un lamentable y repugnante etcétera.
Fotografía de Nicolás Maduro, el presidente venezolano que defiende el premio novel de la Paz, don Adolfo Esquivel. La imagen fue tomada el 11 de abril de 2002 en Puente Llaguno, Caracas. |
El premio nobel de la paz, Adolfo Pérez Esquivel marcho en
Buenos Aires contra la “ingerencia de Estados Unidos sobre Venezuela”. Es
decir, el premio novel de la paz, Adolfo Pérez Esquivel ha mentido al mundo, ya
que las acciones del gobierno norteamericano no son en contra del estado
venezolano ni sus ciudadanos, sino exclusivamente en contra de los funcionarios
venezolanos responsables de la corrupción que azota al país y de delitos de
lesa humanidad. El premio novel tiene la capacidad intelectual para poder
diferenciar una cosa de la otra, y esta utilizando ese conocimiento para
manipular los hechos, como acabo de decir, para mentir.
Claro, hay que ver si para don Pérez Esquivel, por esta
repugnante y antidemocrática mentalidad corporativa, una ONG como Madres de
Plaza de Mayo (útil a la corrupción kirchnerista) es más valiosa –por el sólo
hecho de ser abiertamente de izquierda – que una ONG como el Foro Penal
Venezolano. Ambas ONG según sus estatutos trabajan por el bien de los
ciudadanos de sus países, la única deferencia es que el Foro Penal Venezolano
no tiene causas por corrupción y lejos de revindicar, esta totalmente en contra
del uso de las armas para que una fracción de ciudadanos impongan su ideología
política a la otra parte, como que sí hace la ONG Madres en referencia a la década
del 70 en Argentina y a la actualidad de muchos países latinoamericanos, por
ejemplo Cuba.
Como argentina me repugna la actitud que don Adolfo Pérez
Esquivel ha tenido respecto a la situación venezolana. Yo no soy un premio
novel, soy simplemente una ciudadana de a pie, que por el momento –aún con la
prepotencia kichnerista reinante- al día de la fecha, y Dios mediante, todavía
puedo decir lo que pienso, y no estoy dispuesta a callar. Habemos algunos
argentinos republicanos a quienes nos repugna sobremanera la complicidad de
nuestro corrupto gobierno e impresentables referentes –como D’elia- con el
gobierno del asesino de estudiantes, don Nicolás Maduro.
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