miércoles, 18 de marzo de 2015

Me avergüenza la actitud de (@PrensaPEsquivel) Pérez Esquivel sobre Venezuela.

Don Adolfo Pérez Esquivel en la marcha a la que hago referencia.
Imagen tomada de su sitio oficial -link-
Días atrás se llevó a cabo en Buenos Aires, frente a la embajada venezolana, un acto en donde un grupo de ciudadanos y organizaciones argentinas mostraron su apoyo al gobierno venezolano. Es decir, mostraron su solidaridad con un gobierno que ha hecho fraude en elecciones, ha presionado a ciudadanos a votar por ellos so pena de perder las misiones (planes sociales), ha coartado sistemáticamente la libertad de la prensa, tiene muchos ciudadanos presos por motivos políticos y les inflige a estos torturas. Hace poquito más de un año, el gobierno de Nicolás Maduro salió a la calle a matar sin piedad a estudiantes desarmados que sólo portaban la bandera de su patria como escudos y desde entonces a la larga lista de presos políticos hay que sumarle un número no precisado de estudiantes secundarios y universitarios, muchos de los cuales se encuentran en cárceles comunes que son verdaderos infiernos en donde sufren todo tipo de tortura y vejaciones, tal es la violencia de dichos penitenciarios que sus propios internos en su momento, desde sus ventanas, gritaron a la sociedad que ese no era sitio para encarcelar a los estudiantes. Nicolás Maduro no los oyó, del mismo modo que jamás escucho a un gran número de venezolanos cuyo único pecado es ser oposición, es decir, no estar de acuerdo con las políticas del gobierno que han llevado al país con mayores reservas de petróleo en el mundo, al borde del colapso financiero y social, con un gran número de ciudadanos que no puede saciar sus necesidades básicas de alimentación y para quienes las medicinas de todo tipo les son negadas.
El premio nobel de la paz, don Pérez Esquivel, tampoco escucho ese clamor, por lo visto es un de esos pobres militantes corporativos que defienden a ciegas su “bando” y que en la izquierda latinoamericana mezcla sin pudor ni respeto alguno gente como el asesino Che Guevara con otros –muy inferiores en número- como el ex presidente chileno Allende. Son como fanáticos de un cuadro de football, incapaces de distinguir grises, y menos aún, la tremenda y vergonzosa mancha negra que son actualmente gobiernos corruptos y absolutistas como los de Venezuela, Argentina, Ecuador  y un lamentable y repugnante etcétera.
Fotografía de Nicolás Maduro, el presidente venezolano que defiende el premio novel de la Paz, don Adolfo Esquivel. La imagen fue tomada el 11 de abril de 2002 en Puente Llaguno, Caracas.
 
El premio nobel de la paz, Adolfo Pérez Esquivel marcho en Buenos Aires contra la “ingerencia de Estados Unidos sobre Venezuela”. Es decir, el premio novel de la paz, Adolfo Pérez Esquivel ha mentido al mundo, ya que las acciones del gobierno norteamericano no son en contra del estado venezolano ni sus ciudadanos, sino exclusivamente en contra de los funcionarios venezolanos responsables de la corrupción que azota al país y de delitos de lesa humanidad. El premio novel tiene la capacidad intelectual para poder diferenciar una cosa de la otra, y esta utilizando ese conocimiento para manipular los hechos, como acabo de decir, para mentir.
Claro, hay que ver si para don Pérez Esquivel, por esta repugnante y antidemocrática mentalidad corporativa, una ONG como Madres de Plaza de Mayo (útil a la corrupción kirchnerista) es más valiosa –por el sólo hecho de ser abiertamente de izquierda – que una ONG como el Foro Penal Venezolano. Ambas ONG según sus estatutos trabajan por el bien de los ciudadanos de sus países, la única deferencia es que el Foro Penal Venezolano no tiene causas por corrupción y lejos de revindicar, esta totalmente en contra del uso de las armas para que una fracción de ciudadanos impongan su ideología política a la otra parte, como que sí hace la ONG Madres en referencia a la década del 70 en Argentina y a la actualidad de muchos países latinoamericanos, por ejemplo  Cuba.
Como argentina me repugna la actitud que don Adolfo Pérez Esquivel ha tenido respecto a la situación venezolana. Yo no soy un premio novel, soy simplemente una ciudadana de a pie, que por el momento –aún con la prepotencia kichnerista reinante- al día de la fecha, y Dios mediante, todavía puedo decir lo que pienso, y no estoy dispuesta a callar. Habemos algunos argentinos republicanos a quienes nos repugna sobremanera la complicidad de nuestro corrupto gobierno e impresentables referentes –como D’elia- con el gobierno del asesino de estudiantes, don Nicolás Maduro.

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