Bienvenidos al mundo real: PERDIMOS LA REPÙBLICA.
Fiscal Alberto Nisman |
Menem aseguró que nadie muere en las vísperas, pero en la
era K el menemismo es juego de niños y cuando todo el país estaba ansioso esperando
que el fiscal Nismam se presentara en el Congreso para hacerle saber, en secreto,
a los diputados nacionales por qué había pedido indagatoria a la señora presidente
por la causa que investigaba del encubrimiento del atentado a la AMIA, quienes
nos quedamos esa madrugada despiertos, recibimos la cachetada del “suicidio”
del hombre con las pelotas mejor puestas que había en el territorio nacional.
Lo mataron. Aunque el aparato kirchnerista se haya apurado a
salir a hablar de “suicidio”, a atacar al muerto, y hasta victimizarse, ya no
queda cuota de ingenuidad ciudadana: al fiscal lo mataron para callarlo. De esto
no hay duda. En todo caso queda investigar quien fue, si el gobierno o el
terrorismo internacional, aunque en lo personal dudo mucho que a los iraníes le
importe demasiado lo que pueda hacer un fiscal en una republiqueta que queda en
el fin del mundo, pero bueno, es una posibilidad…
Esa bala no mató sólo al fiscal, algo cambio con su muerte,
la calle no es la misma. En la manifestación de Plaza de Mayo los ánimos no
eran los de siempre. Rebasado el límite de la indignación, lo que se sentía era
bronca. Dos ejemplos de ello: varios carteles ofensivos y por primera vez he
visto gente pisar el césped. Un detalle que parece vano, pero no lo es. En las
manifestaciones del gobierno no se respeta el espacio público: la gente deja
basura en las calles, pisa el césped, se cuelga de los árboles, incluso cocina
alimentos en improvisadas parrillas en las veredas. En cambio en las
manifestaciones de la oposición siempre, hasta esta última, la gente tiraba sus
botellitas de gaseosa y demás residuos en los basureros o se los llevaba,
dejando las calles limpias; los espacios verdes se respetaban como santuarios, se
mantenían las distancias entre personas permitiendo el tránsito, etc.
En cuanto a los carteles, la prudencia siempre ha sido la
norma, y aquellos que portaban leyendas “desubicadas” eran cortésmente aislados.
Pero la bronca por la muerte del fiscal quebró ese código tácito. A quienes
pensamos diferentes, el gobiernos no le basta con ningunerarnos, con
amenazarnos vía cadena nacional, con atosigarnos con la AFIP, con amedrentarnos
con leyes como la Antiterrorismo (¡Vaya cinismo, cuando salta de la investigación
del fiscal Nisman que es la propia CFK la que esta culo y calzoncillo con
terroristas iraníes!), no les basta con callar nuestra voz con la persecución a
la prensa que no le es favorable, y demás hijaputeces propias de la década
robada, AHORA SI LES JODEMOS, NOS MATAN.
Mi cartel, publicado por los medios |
Pero como reza el cartel que porte en la última manifestación:
NO PUEDEN “SUICIDARNOS” A TODOS. Así que en todo el país salimos a las calles,
los ciudadanos de a pie, sin líderes políticos, aunque varios, en calidad de
ciudadanos, se hayan sumado a la manifestación. Nota aparte el oportunista de
Sergio Massa (cínico kichrnerista disfrazado de opositor para poder realizar el
sueño del pibe de ser presidente) que anda como viuda del finado y hasta se ha arrogado
la potestad de defender al fiscal y delire con ser querellante en la causa (¡Carajo,
que no hay límite para la hijaputes humana!)
El ambiente en la Plaza mayor de la República no era el de
siempre, con la muerte del fiscal se rebaso un límite que no puede tolerarse,
ya no por temor a no ser Venezuela, sino con el dolor de despabilarnos de que
aquí es peor. Allá a los miembros del poder judicial que se les atreven los
meten preso “in eternum”, aquí tan nerviosa se puso la doctora que los K ni
amagaron destituir al fiscal como pretendieron hacer con José María Campagnoli,
como bestias apelaron a lo más bajo: la muerte.
Por primera vez la gente de a pie forcejeo contra las
vallas. Esas con las que el kirnerismo enrejó la República. Hasta en los peores
tiempos de la dictadura militar el ciudadano se podía manifestar, prueba de
ello son las Madres de Plaza de Mayo, cuyo único requisito era que debían “circular”,
razón por la cual caminaban alrededor de la Pirámide de Mayo. Pero desde que Néstor
Kirchner llegó al poder todos los edificios del gobierno nacional empezaron a
enrejarse y tener vallas “por si las dudas”. La Plaza de Mayo, escenario de
manifestaciones populares desde el mítico 25 de Mayo de 1810, no sólo vio
florecer rejas que protegen la Casa Rosada (¿De quien…?) sino que tiene varios
cordones de seguridad. El más cercano es una valla en medio de la Plaza. Éstas
se encuentran siempre en posición, y se complementan con otras que se mantienen
en las veredas de modo tal de cerrar las calles y así formar un segundo círculo
que cierra completamente Casa de Gobierno por la plaza, las calles laterales (asistidas
por las flameantes rejas del Ministerio de Economía) y el bajo. No suficiente
con esto, el kirnerismo diseminó vallas en las calles a una cuadra de la
Rosada, de manera tal de cerrar los accesos y crear un tercer círculo de
seguridad. Pero eso no es todo, hay otras vallas más alejadas que cortan las
principales vías, y en la época de Néstor Kirchner, cuando el enojo popular no
era tan fuerte y por ende no se evidenciaba tanto el autoritarismo gubernamental,
era usual que directamente se corten los accesos a Capital, sobre todo los del
sur, tan cercanos a Casa Rosada evitando así el ingreso de columnas de
manifestantes.
Durante el primer gobierno K me sorprendió un par de veces
el cierre de Plaza de Mayo, y recuerdo una oportunidad en la que cruzaba
despistada y de pronto un oficial de la montada me pegó un grito e indicó cual
era el único acceso que permanecía abierto, para poder salir. Lo hice cuando
empezaban detonarse las primeras bombas de estruendo de los manifestantes y los
primeros gases pimientas de la Federal.
Foto que tomé el 19 de enero en la Plaza de Mayo |
Durante la última manifestación, la de Nismam, los
manifestantes no éramos de los que llevan palos, su rostro tapado y bombas de
estruendos. Todos a cara descubierta, sólo nos armamos de coraje y en las manos
cargábamos banderas argentinas en duelo y pequeñas pancartas. Aunque en varias
de ellas, y por primera vez, leí frases como “Néstor, CFK te extraña, VENÍ A
BUSCARLA”. Y como nobleza obliga, debo decir que el reverso de la mía dice: “CFK
asesina. No te tenemos miedo”. El slogan “CFK asesina” junto al convocante “Yo
soy/Todos somos Nisman” fue de los más populares. Se cantó el Himno Nacional y los típicos estribillos anti K como "Se va a acabar, se va a acabar, la dictadura de los K" y se gritó reiteradamente "Nisman, ¡presente!".
El 19 de enero fue la primera vez que sentí miedo en la
Plaza. Muchos manifestantes estaban exaltados, no bastó golpear las vayas o
cantar consignas contra la Cínica Mayor, al forcejeo siguió la captura de
algunas vayas que fueron alejadas sin mayor consecuencia ya que detrás de ellas
había una línea de efectivos de la Federal fuertemente equipados. La respuesta
del gobierno fueron tiros de goma al aire y gas pimienta. Un camión hidrante esperaba
entrar en acción.
El gobierno tardo una semana en leer el enojo ciudadano,
pero al mejor estilo del volantazo que dieron con el Papa Francisco ahora todos
están asegurando que es un evidente caso de asesinato y la arquitecta egipcia
hasta se atrevió a dar sus apreciaciones vía Facebook, porque vía oficinal ¡ni
pío…! El luto oficial por el presidente Chavez (que no es argentino, por si algún
K no esta enterado) o por los artistas afines, brilla por su ausencia ante el
asesinato de un fiscal de la Nación que, detalle no menor, había solicitado
indagación a la señora presidente por encubrimiento y su relación con
terroristas iraníes.
Poco falta para que los cínicos que nos gobiernan hagan la
gran Massa (que al fin y al cabo es uno de ellos) y pretendan también ser
querellantes en la causa. Cualquier cosa puede pasar en la Argentina de hoy…
Nisman no es el primer muerto, pero el disparo mudo que no escucharon los
vecinos de Le Park retumba en todos los argentino. Sabemos que como vaticinó
Cerati, “otro crimen quedará sin resolver”; la única incógnita parece ser “¿Quién
es el próximo?” porque con el doctor Nisman nos han quitado lo poco que nos
quedaba de República.
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