martes, 11 de febrero de 2014

Aburridísimo el primer mundo



Foto Diario La Nación (Buenos Aires, Argentina) Link
El modelo me dejó fuera de la jugada. Si, se desconectó Internet y el mundo ya no supo de mí, así de sencillo, y las circunstancias me obligan a quedarme calladita tragando la bronca porque “al menos tenemos luz…” La situación me hace pensar qué aburrido es el primer mundo, sin prepotentes intimando a ciudadanos de a pie por cadena nacional, con las góndolas de sus supermercados repletas, sus calles limpias e iluminadas; sí, las calles que en algunas ciudades primermundistas europeas hasta parece que las enceraran. Recuerdo cuando falleció Lady Di y como buena sudaca seguí sus funerales, no lo podía creer, tantos kilómetros que recorrió su féretro por calles y carreteras y ¡¡¡ni un solo bache!!!Es más, ni había señales de que hubiera habido alguna vez alguno. Como buena sudaca mal pensada me argumenté a mí misma que los piratas hicieron pasear el fiambre por las calles “presentables”, de esas para mostrar. Pero no, el trayecto fue bastante recto. Hay que admitirlo, esos aburridos ni baches tienen.

Imagino que cuando vas a un comercio y preguntas donde están las velas te señalan las de cumpleaños, y que al pedir las “normales” te han de ver como a un amish disfrazado de sudamericano, tomaran aire y al volver en sí peguntarán, como tratando de mantener el statuocuo, si uno pregunta por las velas para usar en una cena romántica. Nomás para gozar con su desencaje yo insistiría: “No, las normales, esas que se usan cuando se corta la luz.” Andá a explicarle a un primermundista qué es un corte de luz, que se te eche a perder toda la mercadería de la heladera, de particulares y almacenes, que se te quemen equipos. Estar sin luz en un edificio es, a las pocas horas, estar sin agua. Tener que ir a bañarte a un club o casa de un pariente, y del depósito del baño mejor ni hablamos. Sin luz, sin agua y sin un gobierno que responda porque cuando las papas queman la que te dije no aparece ni en sus monólogos por cadena nacional, se llama a silencio al mejor estilo Poncio Pilatos. Los primermundistas sólo escuchan la voz de su presidente durante la campaña electoral y una vez al año durante su rendición de cuentas (quienes las hacen) o el saludo navideño. Lo dicho, son un manga de aburridos.

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